Thursday, December 22, 2005

LAS VOCES ME OBLIGARON A HACERLO...

Juro que yo no quería. Una irritante vocecilla perturbaba mi sueño y retumbaba en mi cabeza, gimiendo "no, no lo hagas, mantén la fe...". Pero ya se sabe cómo son estas cosas. Un poco como lo de "nunca me compraré un móvil", o como lo de "voy a dejar de beber". Una de esas ideas que en tu mente parecen irrefutablemente obvias, pero que cuando se enfrenta uno a la realidad palpable, sin saber ni cómo, acaba uno haciendo justo lo opuesto a lo que en un principio había decidido. El cerebro, en realidad, legisla para un poder de voluntad demasiado proclive a la corrupción. Podría decir que perdí una apuesta, que era joven e inexperto, que necesitaba el dinero... Podría decir incluso que fui obligado a hacerlo bajo amenaza de que recayera sobre mí toda la ira de los dioses. Pero el origen de esto, en realidad, es mucho más corrientito: bastaron unas embriagadoras palabras de elogio susurradas al oído, una propuesta ruin pero tentadora, un "venga, tonto, que te va a gustar"... Bueno, eso, y cuarto de litro de lambrusco con un poquito de pacharán y otro poquito de orujo... Pero bueno, no es necesario indagar en cuestiones que ahora mismo no vienen al caso. Ahora lo importante es saber qué coño voy a meter en el invento este del blog (se admiten sugerencias), si va a tener algún tipo de continuidad (no descarto aburrirme en el cuarto post y olvidarme del tema para siempre), y lo más importante, si esto realmente lo va a leer alguien. Aunque sea mi madre. Porque analicemos esto con sensatez: ¿qué sentido tiene que alguien pierda el tiempo en leer esto, salvo que sea por compromiso? Bueno, pues eso es lo que tenemos que averiguar a partir de ahora. Invertiremos el esquema emisor-receptor para adaptarnos a las exigencias del público y a los ratings de audiencia de la blogosfera. Por el momento, y para ver si influyo algo en el share, voy a ir enseñándole a mi madre cómo se entra en esto de la página web...