Thursday, November 30, 2006

GRANDES MONÓLOGOS DE LA HISTORIA DEL CINE (7)

Confieso que esto de los monólogos de cine me está viniendo de idem para nutrir el blog durante esta temporada de abundante trabajo y múltiples tareas adicionales más en la que diecisiete cosas se agolpan simultáneamente en mi cabeza. Además, poquito a poquito, se va conformando una selección lo suficientemente amplia como para elaborar uno de esos artículos de relleno del Fotogramas o publicaciones afines, en plan "Los Diez Serial-Killers más importantes del cine" o "Las Diez Actrices más Buenorras del cine español". Que si lo pensamos detenidamente, no distan mucho de los de la Cosmopolitan o la Ragazza, qué sé yo, "Las Diez Frases para soltarle a tu pareja en la cama" o "Diez Trucos para adivinar si tu pareja te es infiel". Artículos que captan la atención del lector a la primera, fáciles de leer en la sala de espera del médico, y aún más fáciles de escribir en la pausa del café en el curro (o sea, en mi caso, en este mismo instante). Y ese es exactamente el objetivo de estos posts que tiran de Youtube, digo yo, currárselos en cinco minutos porque el trabajo, al fin y al cabo, te lo dan hecho. Hombre, vale que lo de los monólogos igual no es tan interesante para la ciudadanía como los Diez Culos más Sexys de Hollywood y Top Tens de similar condición, pero en muchas ocasiones representan momentos culminantes en el metraje de una película, y si no fuera porque la mitad de los que se me ocurren no los encuentro en Youtube, la selección podría crecer hasta extremos preocupantes.

Y para momentos culminantes, el de hoy, uno de esos que pone la piel de gallina incluso a personas totalmente anti-deportivas como quien esto suscribe. El discurso de Al Pacino a los Sharks, en los siempre animados vestuarios de este equipo de fútbol americano. La peli es UN DOMINGO CUALQUIERA, que a mi juicio es una excelente película de vikingos, de batallas medievales, camuflada de retransmisión videoclipera de la Superbowl. En la filmografía de Stone yo al menos la clasifico en el apartado de "las buenas", no como la última esta de WORLD TRADE CENTER que es una mierda que no hay por dónde cogerla. Pues eso, para vuestro solaz y disfrute, y para que salgáis envalentonados ahí fuera dispuestos a dejaros la piel por cada pulgada.

Monday, November 27, 2006

GRANDES MONÓLOGOS DE LA HISTORIA DEL CINE (6)

En esta época de persecución y caza de brujas hacia los fumadores más empedernidos, no deja de sorprendernos el hecho de que hasta hace cuatro días aquí podía uno fumar en cualquier sitio con total impunidad, pero que en esos otros países que siempre van más adelantados que nosotros, o a los que simplemente nosotros les copiamos todo lo que hacen, la condición de fumador era ya una cosa muy políticamente incorrecta y muy mal vista, casi casi como ser musulmán, gay o pro-abortista. Una cosa muy mala, muy marginal y muy chunga, vamos. El país más emblemático respecto a estas heroicas y solidarias iniciativas anti-tabaco del Bien eran, evidentemente, los Estados Unidos de América. Un país en el que, como decía un venezolano al que conocí en Nueva York y que vivía en Queens, sólo puede fumarse "in the PC", o lo que es lo mismo, en la Puta Calle (y según en qué calle, muchas veces ni siquiera eso).

Corría el año 1994 cuando Kevin Smith, en su brillante opera prima (y a mi juicio su mejor película hasta la fecha) titulada CLERKS, introducía esta acertada sátira de las campañas anti-tabaco como mero reclamo publicitario de compañías privadas camuflado de acción social, humanitaria y solidaria. El actor es Scott Schiaffo, un señor totalmente desconocido al que creo que no he vuelto a ver en ninguna película, y el monólogo es sobre todo la segunda secuencia de las dos que están montadas en este clip. En cualquier caso, he preferido incluir el clip completo, para mayor hilaridad, aunque sólo sea por la descabellada idea de ese comercial miserable que se pasea por las tiendas con un pulmón humano en la maleta como el que lleva el catálogo de Tecnocasa.

Thursday, November 23, 2006

GRANDES MONÓLOGOS DE LA HISTORIA DEL CINE (5)

Proseguimos con esta recopilación de legendarios monólogos vistos en la pantalla. Hoy toca uno de los más famosos, vamos, que si me descuido hasta lo recitáis de carrerilla mientras lo veis. El mismísimo Coronel Kurtz, o lo que es lo mismo, el gran Marlon Brando, en pleno corazón de las tinieblas, describiéndole a Martin Sheen la verdadera naturaleza de ese "the horror, the horror" parodiado una y mil veces. La película es, evidentemente, APOCALYPSE NOW, ese descenso a los infiernos y a esa especie de pandemonium onírico que puebla, según Coppola, las profundas regiones de Camboya. Quien esto suscribe tuvo la suerte de ver esta obra maestra debidamente restaurada en la que probablemente sea la pantalla más grande y más acojonante del Estado: el Velódromo de Anoeta. Una experiencia irrepetible, la de introducirse progresivamente en esa atmósfera de delirio tenebroso a lo largo de las tres horas que pasé allí sentado contemplando el napalm, las palmeras, los helicópteros envueltos por las melodías de Wagner, los charlis que se ocultan silenciosamente entre la maleza... Así vista en el Youtube, pues tampoco es que la escena emocione mucho, pero como climax del viaje al abismo es escalofriante, cuando llevamos toda la película oyendo hablar de Kurtz como un personaje mítico, envuelto en rumores e imprecisiones, y al final lo vemos aparecer entre las sombras de su salvaje fortaleza.

Lamentablemente, el clip no incluye todo el monólogo, falta ese broche final en el que le pide a Willard que vaya a contarle a su hijo lo que hizo su padre y demás: "Because there is nothing that I detest more than the stench of lies. And if you understand me, Willard, you... you will do this for me".

Friday, November 17, 2006

GRANDES MONÓLOGOS DE LA HISTORIA DEL CINE (4)

Y una nueva entrega de este coleccionable dedicado a los monólogos de leyenda. Hoy: Peter Sellers en DR. STRANGELOVE explicando a los líderes mundiales su plan para un Nuevo Orden Mundial en el que la humanidad colonizaría el subsuelo para protegerse de la radiactividad. Me recuerdo a mí mismo en una proyección en el Zinemaldia donostiarra, descojonándome vivo con los brillantes diálogos de la única comedia que Kubrick rodó en toda su vida, mientras en la pantalla Peter Sellers, en la piel de este megalómano científico nazi, daba la replica al mismísimo Presidente de los Estados Unidos, interpretado precisamente por... Peter Sellers: "There would be much time, and little to do. But ah with the proper breeding techniques and a ratio of say, ten females to each male, I would guess that they could then work their way back to the present gross national product within say, twenty years".
Y recuerden, caballeros, no pueden pelearse aquí: es la Sala de Guerra.

Tuesday, November 14, 2006

GRANDES MONÓLOGOS DE LA HISTORIA DEL CINE (3)

No me lo tengáis en cuenta, pero reconoceréis que éste no podía faltar, ¿no? Una pena que la intervención de John Goodman esté un poco mutilada al principio, pero no he encontrado ninguna versión completa en el Youtube (y como comprenderéis, aquí en la oficina no es plan de ponerme a ripear el DVD). Por lo demás, no me cabe duda de que sabréis valorar el particular impacto emocional que encierran estas palabras lanzadas desde lo más hondo del corazón humano a las inmensidades del Océano Pacífico.

Let's go bowling!

Friday, November 10, 2006

GRANDES MONÓLOGOS DE LA HISTORIA DEL CINE (2)

Incontables veces hemos visto en mil y un películas esa escena típicamente americana en la que algún oficial del ejército estadounidense se presenta en casa de la viuda correspondiente a llevarle las malas noticias y a presentarle sus condolencias, siempre de uniforme ahí en el típico porche de la casa blanca de turno, quitándose la gorra... Ahora bien, rara vez en estos episodios se da el caso de que el oficial en cuestión le haga entrega a la familia de un reloj que lleva siete años viajando por el mundo en anos ajenos. Un macguffin como otro cualquiera para una película saturada de macguffins, digresiones y, por supuesto, monólogos brillantes. Tan brillantes que es muy difícil quedarse con uno, así que no descarto que vayan apareciendo más. La película es evidentemente PULP FICTION, y la secuencia aquella en la que Christopher Walken le entrega a un Bruce Willis en edad escolar el reloj fatídico que desencadenará una increíble sucesión de absurdos acontecimientos. Un reloj comprado por su abuelo en Knoxville, Tennessee (ciudad natal de Tarantino).



Para los no anglófilos, la versión doblada al castellano está aquí.

Tuesday, November 07, 2006

GRANDES MONÓLOGOS DE LA HISTORIA DEL CINE


Cada vez que entro en este blog me da dolor de corazón ver las fechas de las últimas actualizaciones. Casi un mes desde el tocho-post del Piedra, Papel o Tijera, y parece que lo escribí el otro día. No sé si es el tiempo, que va demasiado deprisa, o si soy yo, que voy demasiado lento, sumido en una especie de letargo marcado por la rutina y el aburrimiento, un letargo que me lleva a huir absurdamente de mi propio blog. No voy a negar que la cosa está difícil, así que a efectos de mantener esto vivo hasta que lleguen tiempos mejores y más fértiles, me he sacado de la manga una bonita sección de esas que se pueden postear en cinco minutos, y que además pretende paliar mi ineptitud técnica, porque lo que es por el momento, jamás he incrustado un vídeo de esos del Youtube porque no sabía ni cómo se hacía (bueno, de hecho en el momento en que escribo estas líneas tampoco lo sé, me dispongo a intentarlo intuitivamente dentro de un par de párrafos).

La sección se titula GRANDES MONÓLOGOS DE LA HISTORIA DEL CINE, y cómo su propio nombre indica, va exactamente de eso, de compilar una por una algunas de esas míticas escenas en las que la acción de una película se detiene para ofrecer al espectador unos minutos consagrados en cuerpo y alma al talento de un sólo actor, que de cara a otros personajes, y por extensión de cara al público, suelta una parrafada explicativa sobre cualquier cuestión, en ocasiones sublime y elevada, y en otras ocasiones irrelevante y digresiva.

Inauguramos hoy con el que para mí es uno de los más grandes de todos los tiempos. Un increíble Alec Baldwin viviendo los siete putos mejores minutos de toda su filmografía en esa joya repleta grandes actores que es GLENGARRY GLEN ROSS. Baldwin hace suyo el magistral texto de David Mamet y tiene la oportunidad de humillar psicológicamente en su puta cara a auténticas estrellas como Kevin Spacey, Ed Harris, Alan Arkin y hasta el mismísimo Jack Lemmon. Es la encarnación más viva del jefe hijo de puta que ningún trabajador querría tener, sentándose a contemplar cómo unos miserables agentes inmobiliarios se lanzan a la arena de duelo para devorarse los unos a los otros utilizando las artimañas más sucias, rastreras y fraudulentas. Ahí va (a ver si me sale):



La secuencia me vino a la memoria hace unos días, vía Monkeys for Helping. Tengo unos cuantos monólogos más en la recámara, pero por supuesto se admiten todo tipo de sugerencias que puedan ampliar la selección. Yo por mi parte trataré de recrear algunos de los momentos estelares de Baldwin la próxima vez que venga el comercial de turno a venderme el chalecito en Marina D'Or. Y recordad: ALWAYS BE CLOSING!